
Charles Dickens: HISTORIA DE DOS CIUDADES (Alianza Editorial, 2007)
“La emoción terminó por ahogar su voz. A la luz triste de la luna, le echo los brazos al cuello y reclinó el rostro sobre su pecho. A la luz de la luna, que es siempre triste, como también lo es la del sol… y cual la que llamamos vida humana… en el momento en que aparecen y en el que se van”