
Jordi Amat: EL HIJO DEL CHÓFER (Tusquets Editores, noviembre de 2020).
"Pero al recordarlos y mitificarlos, aprovechando una anécdota o escribiendo su obituario, lamenta que ellos no pudieron cumplir con al misión de constituirse en la elite del nuevo poder catalán. Ellos, a pesar de esa inteligencia, a pesar del glamur, no fueron los constructores del poder. A Quintà le parece una injusticia histórica, porque ellos con él debían ser los elegidos, pero no comprende que el estilo y el pensamiento no son la matriz donde se gesta el liderazgo político. Su conversacón podía ser la más interesante del país y ellos podían tener los mejores contactos con la elite del poder española. Pero eso no garantizaba el éxito político. Ni entonces ni nunca. Ese éxito tiene como primer fundamento el mito -el mito de ser un país normal- y alguien debe encarnarlo para que la comunidad lo viva como una esperanza genuina. Y ese magnetismo, como él vio desde muy pronto, Pujol lo tenía y ésa era la sustancia de un liderazgo. Y liderar políticamente a una sociedad implica conocer la naturaleza del hombre como parte de la sociedad y saber como dominarla para transformarla".