12/01/2018
Ramón Pichot y "Germaine"
Coincidiendo con el inicio del año nuevo 2018, he visitado en el Museu Nacional d'Art de Catalunya, en Barcelona, la exposición dedicada al pintor catalán Ramón Pichot (Barcelona, 1871-Paris, 1925): “Ramon Pichot. De Els Quatre Gats a la Maison Rose”, que estará abierta al público hasta el 21 de enero.
El título hace referencia a la evolución de este pintor desde las influencias modernistas que vivió en els Quatre Gats, hasta la Maison Rose, en el barrio parisino de Montmartre, donde Pichot vivió durante muchos años e incluso creó una cafetería, que aún pervive.
El título hace referencia a la evolución de este pintor desde las influencias modernistas que vivió en els Quatre Gats, hasta la Maison Rose, en el barrio parisino de Montmartre, donde Pichot vivió durante muchos años e incluso creó una cafetería, que aún pervive.
Tuve la gran fortuna de ver la exposición a través de las explicaciones de la Profesora Veronique Michel, conferenciante diplomada de la Escuela del Louvre, cuyas actividades en forma de cursos, visitas o conferencias recomiendo vivamente.
Lo que más me gustó de Ramón Pichot fue el colorismo de sus cuadros, que para mí tienen su punto culminante en las pinturas del Mediterráneo de Cadaqués y el retrato de ciertos ambientes de la Belle Époque parisina; así como también, como nos avanzó la Profesora Michel, su abrazo a las corrientes más modernas y progresistas de aquellos años, siempre en el intento de mirar al futuro y no al pasado histórico, cosa que, por cierto, hoy es más necesaria que nunca, y no me refiero sólo al arte.
En el recorrido de la exposición, me detuve sobre todo en las pinturas realizadas por Ramón Pichot en su viaje a Andalucía, donde retrató algunas realidades de aquél entonces, como el fervor religioso de sus habitantes (“Ofrenda”),o mujeres andaluzas o de etnia gitana con su correspondiente folclore (véase, por ejemplo, “Tres amigas”),cosas que por lo visto eran muy valoradas por aquél entonces en Francia, ya que lo consideraban como pruebas de la exótica España. Si bien me agradan mucho dichos cuadros, encuentro a faltar otros en los que el pintor ofrezca otras situaciones y realidades que también se encontraban presentes en Andalucía y en el resto de España. Tal vez, esa contraposición de escenas hubiese servido para demostrar a la Europa de aquél entonces que no solo la religiosidad era un producto específico español.
Del periodo de París, me quedo con las pinturas realizadas a la modelo, y esposa posteriormente, de Ramon Pichot: “Germaine” (cuyo nombre verdadero era español, Laura Gargallo),que formó parte de un triángulo amoroso y trágico con Picasso y su gran amigo, pintor también, Carles Casagemas, el cual, tras intentar matar a Germaine sin conseguirlo, se suicidó ante ella.
De hecho, la imagen que acompaña a esta entrada es el cuadro de Germaine, de joven. Disfrutad de la exposición si podéis.
Lo que más me gustó de Ramón Pichot fue el colorismo de sus cuadros, que para mí tienen su punto culminante en las pinturas del Mediterráneo de Cadaqués y el retrato de ciertos ambientes de la Belle Époque parisina; así como también, como nos avanzó la Profesora Michel, su abrazo a las corrientes más modernas y progresistas de aquellos años, siempre en el intento de mirar al futuro y no al pasado histórico, cosa que, por cierto, hoy es más necesaria que nunca, y no me refiero sólo al arte.
En el recorrido de la exposición, me detuve sobre todo en las pinturas realizadas por Ramón Pichot en su viaje a Andalucía, donde retrató algunas realidades de aquél entonces, como el fervor religioso de sus habitantes (“Ofrenda”),o mujeres andaluzas o de etnia gitana con su correspondiente folclore (véase, por ejemplo, “Tres amigas”),cosas que por lo visto eran muy valoradas por aquél entonces en Francia, ya que lo consideraban como pruebas de la exótica España. Si bien me agradan mucho dichos cuadros, encuentro a faltar otros en los que el pintor ofrezca otras situaciones y realidades que también se encontraban presentes en Andalucía y en el resto de España. Tal vez, esa contraposición de escenas hubiese servido para demostrar a la Europa de aquél entonces que no solo la religiosidad era un producto específico español.
Del periodo de París, me quedo con las pinturas realizadas a la modelo, y esposa posteriormente, de Ramon Pichot: “Germaine” (cuyo nombre verdadero era español, Laura Gargallo),que formó parte de un triángulo amoroso y trágico con Picasso y su gran amigo, pintor también, Carles Casagemas, el cual, tras intentar matar a Germaine sin conseguirlo, se suicidó ante ella.
De hecho, la imagen que acompaña a esta entrada es el cuadro de Germaine, de joven. Disfrutad de la exposición si podéis.