16/06/2020

10 años como Catedrático de la Universidad de Girona.

10 años como Catedrático de la Universidad de Girona.

Hoy celebro un aniversario especial para mí: el 16 de junio de 2010, es decir, hace diez años, tome posesión de mi plaza de Catedrático de Universidad en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Girona.

El proceso había empezado meses antes, el 26 de octubre de 2009, día en el que la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) evaluó positivamente mi petición de ser acreditado para  el cuerpo de Catedrático de Universidad en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas, en el área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, tras haberle presentado meses antes de forma electrónica y personal mi curriculum vitae, cuya elaboración y tramitación, por cierto, fue realmente larga y agotadora. Como botón de muestra, solo quisiera reseñar que el documento final con los méritos que presenté a la ANECA acabó sumando 196 páginas.

Tras dicha acreditación, el Departamento de Derecho Privado de la UdG al que estoy adscrito elevó una propuesta a los órganos de gobierno de dicha universidad para que se proveyera una plaza del Catedrático en la Universidad de Girona en el área de Conocimiento de Derecho del Trabajo y Seguridad Social. La UdG resolvió el 26 de febrero de 2010 la publicación de la convocatoria del correspondiente concurso público para acceder a la plaza mencionada, el cual se acabó llevando a cabo el 10 de mayo.

La comisión de selección que se nombró para juzgar el concurso público estaba compuesta por un equipo de Catedráticos de excelencia en el ámbito del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, lo cual aún me imponía más presión a mi interés en superar el concurso. El Presidente de la comisión era el Pr. Eduardo Rojo Torrecilla, entonces flamante profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona, si bien en los previos 18 años había ostentado responsabilidades de calado en la facultad de Derecho, empezando por la de ser su propio Decano (por cierto, durante su mandato se construyó el edificio que actualmente es la sede de la facultad de Derecho de la UdG); como secretario de la Comisión, el Pr. Francisco Pérez Amorós, al igual que el anterior Catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona; como Vocal 1º, el Pr. Manuel Ramón Alarcón Caracuel (D.E.P.),a la sazón Catedrático de la Universidad de Sevilla; como vocal 2ª la Pr. María Amparo Ballester, Catedrática de la Universidad de Valencia (y actualmente Jefa de Gabinete de la ministra de Trabajo, Sra. Yolanda Díaz),y finalmente como vocal 3ª, la Pr. Berta Valdés de la Vega, Catedrática de la Universidad de Castilla-La Mancha.

A todos ellos quisiera hacerles llegar mi reconocimiento y gratitud por los momentos tan enriquecedores que vivimos en el concurso, al que solo me presenté yo. En particular, como siempre que puedo hago, al Dr. Rojo Torrecilla, mi maestro universitario, sin cuya tutorización no hubiera llevado a cabo la carrera académica que aún sigo desarrollando; al Pr. Pérez Amorós, por la gran labor que hizo durante toda su carrera como docente, que tuve la gran suerte de saborear como estudiante en su etapa en la Universidad de Barcelona, y al Dr. Manuel Ramón Alarcón, por su apoyo a los investigadores catalanes que íbamos poblando las universidades públicas en Cataluña, lugar en el que ocupando diversos cargos en varias universidades hizo una labor irremplazable. De los tres aprendí desde mi licenciatura universitaria lo que es el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, pero lo que es más importante, su labor fue decisiva para conocerme a mí mismo, para mostrarme que mi futuro pasaba por mi dedicación docente e investigadora a esa disciplina jurídica. Nunca será suficiente el reconocimiento por cualquier persona que haya sido estudiante del influjo que el profesorado que le haya impartido docencia ejerce para despertar vocaciones o seguir unos sueños que acaban moldeando cada una de nuestras vidas.

Finalmente, el Boletín Oficial del Estado de 4 de junio de 2010 publicó la Resolución de 19 de mayo de 2010, de la Universidad de Girona, por la que se me nombraba como Catedrático de Universidad en el área de conocimiento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social del Departamento de Derecho Privado, conminándome a tomar posesión en el plazo máximo de veinte días a partir del día siguiente a la publicación en el BOE de dicha resolución, cosa que hice el 16 de junio.

Entonces tenía 40 años. Mi periplo académico había empezado justo al acabar la licenciatura en Derecho, en el 1992, año en el que entré como profesor en formación en la Universidad de Girona. Desde ese momento, tuvieron que pasar casi diez años para ocupar una plaza fija, con el nombramiento como funcionario de carrera en tanto que Profesor Titular de Universidad en el año 2002; y tras ello, otros ochos años para ser nombrado como Catedrático en el 2010.

Como se ve, mi desarrollo profesional ha estado delimitado por  franjas temporales de décadas: la primera, en los años 90 del siglo pasado, en la que, con mucha ilusión pero en el marco de contrataciones de duración determinada, compaginaba mi labor docente y de gestión en la universidad con el estudio y la elaboración de trabajos escritos presentados a Congresos científicos que, junto a la realización del doctorado (entonces se impartía en forma de cursos de dos años de duración),y la crisálida de su desarrollo, la tesis doctoral, me acreditaran como investigador; la segunda década, iniciada a principios de los 2000, que tomé también ya como profesor Titular de Universidad con mucho empuje y con el orgullo de trabajar con un equipo como el que había creado el Dr. Rojo Torrecilla en la UdG, que tomaba como referencias la realización de una docencia exigente y una investigación productiva y útil a la sociedad; y finalmente, la tercera, a partir del año 2010 con mi nombramiento como Catedrático en la Universidad de Girona, que supuso un aliciente para emprender nuevos retos académicos, siempre bajo la consideración de la vital importancia para nuestra sociedad, y en especial para la juventud que accede a la Universidad, del Derecho del Trabajo, del Derecho de Seguridad Social y del régimen jurídico de la inmigración.

Al finalizar casi la tercera década de mi carrera académica, ya diez años después de ser Catedrático, reconozco que he perdido la chispa que tenía al iniciar cada una de las etapas que he mencionado. No es solo que considere que las propuestas que hace diez años dirigí a la comisión de selección para ser Catedrático sobre docencia o transferencia de nuestros estudios e investigaciones a la sociedad hayan finalizado su ciclo, es también el momento de incertidumbre que vivimos derivada de lo acontecido con la epidemia del coronavirus, que pienso que en verdad está acelerando todos los procesos que se estaban produciendo antes del brote pandémico,  la inefable presencia en el ámbito personal y profesional de la tecnología, el individualismo rampante, la creciente intervención del sector privado en servicios públicos, o las tendencias políticas que abandonan la defensa de lo realmente básico para las personas en cuanto tales. Razones todas ellas que aún me están impidiendo limpiar mi mente para albergar nuevas ideas que puedan ser válidas para proyectar en estos próximos diez años. Década donde, justamente con el horizonte máximo de 2030, creo que se producirá un cambio social de tan superlativo alcance que marcará, a partir de esa fecha, la forma de vivir, educar y trabajar del próximo siglo.

Haré un esfuerzo para mantener el necesario equilibrio entre la incertidumbre que envuelve nuestra vida como al efecto nos ha recordado la naturaleza, con la necesidad de conocer, actuar y con ello, cambiar las cosas a nuestro alrededor, siguiendo lo que nos propuso el artista Sephard hace hoy un año, también el 16 de junio, al construir su famoso fresco en la plaza Stravinsky de Paris: knowledge+action=power (obra a la que dediqué unos comentarios en la sección Mis Notas de la Semana e Imagen del mes de este Diario Digital: véase la entrada correspondiente a mayo de 2020).

Creo que es necesario conocer, aprender y adoptar una postura crítica sobre lo que está ocurriendo con la tecnología y el poder económico y político de las empresas que hay detrás, verdaderas ganadoras de la crisis que estamos viviendo, sobre todo para garantizar derechos de libertad y privacidad de cada persona; a su vez, valorar la importancia que pueden tener para la realización personal, educativa y profesional de cada uno de nosotros, sin por ello renunciar a la necesidad que para una vida plena tienen las relaciones humanas; y sobre todo, enfatizar allí donde se pueda la importancia de la educación superior como cuestión, y creo no exagerar, de vida o muerte para la pervivencia de nuestro mercado de trabajo. Y sumado todo ello, disponer del poder, de un poder concreto y localizado en nuestro entorno, allí donde cada uno puede influir, para conseguir que las personas, y por lo que hace a mi trabajo, los jóvenes que acceden a la universidad, crezcan, saquen de sí todo su potencial y talento, y lo empleen con una mirada social.

Concretar todo ello en mi trabajo en la Universidad, en la triple vertiente de la labor docente, investigadora y de gestión, es en lo que estoy reflexionando, pero de lo que estoy seguro, es que haré lo posible para que toda persona que trabaje conmigo en mi área de conocimiento y con voluntad de servicio a la Universidad, no le falte el suficiente respaldo para su desarrollo y seguridad profesional, tal y como yo lo conseguí en su momento.

Gracias por vuestro interés y ¡ muy buena suerte !

 
acolor.es - Diseño de paginas webbuscaprat.com - Guia comercial de el prat
aColorBuscaprat